La primera cuestión importante que surge al plantearnos la programación escolar más adecuada para el desarrollo de los aprendizajes escolares del niño sordo es el tipo de escuela en la que el alumno va a ser escolarizado: una escuela ordinaria de integración, con sus diversas posibilidades, o una escuela específica para sordos. Sin embargo, esta primera decisión es solamente una de las que deben realizarse en relación con el programa educativo más adecuado para el desarrollo del niño sordo. Las importantes diferencias que existen entre los alumnos sordos exigen una consideración diferencial e individualizada de sus necesidades y, por tanto, del currículo escolar correspondiente. Sin duda, aquí se encuentra una de las claves de las posibilidades de progreso en los aprendizajes escolares del alumno sordo: la aceptación consecuente de la organización escolar, los objetivos y métodos pedagógicos, las ayudas proporcionadas, la distribución de materias y el horario escolar, etc., tiene que adaptarse a los niveles de cada alumno, a sus posibilidades de aprendizaje en cada momento. La decisión a favor de la integración exige un proyecto educativo y encierra en sí misma la necesidad de ir estableciendo la forma específica en la que va a concretarse esa integración para cada uno de los alumnos sordos escolarizados.
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